4.2.11

António Manuel Pires Cabral























No existe poema

No existe poema que valga el oboe
oculto en la voz de esta cautelosa
ave ribereña
que va monologando en una lengua
que los poetas desconocen


del poeta portugués 
António Manuel Pires Cabral
(Portugal, 1941)
Traducción Leo Lobos
Arte: Roberto Matta. 


6.7.10

Antología poética de Tanussi Cardoso unirá a México, Chile y Brasil


















Con una selección de poemas, traducción al castellano y prólogos de Leo Lobos y Angélica Olaya, el poeta, periodista y crítico literario brasileño Tanussi Cardoso presentará la antología bilingüe “Del aprendizaje del aire”, el próximo miércoles en esta ciudad.

Se trata de un ejercicio poético que une a Brasil, con México y Chile, a través de la poesía brasileña contemporánea, destacan los organizadores. La publicación reúne un total de 42 poemas retomados de los libros “Viagem emtorno de”, “A medidas do deserto e outros poemas revisitados” y “Excercício do Olhar”, en los que el autor recurre a sus temas predilectos, como son: La muerte, la infancia, el amor, Dios, la memoria, el quehacer poético y el tiempo.

Tanussi Cardoso explicó que esta antología se originó cuando recibió un pedido del poeta y artista plástico chileno Leo Lobos, para publicar algunos poemas suyos, traducidos por él, en páginas de Internet. De esa idea nació la posibilidad de ir a Chile y, posteriormente, la creación de un libro.

“En el 2006 fui invitado, junto con el recordado poeta Marcio Carvalho, para representar a Brasil en el Segundo Festival Latinoamericano de Poesía. En aquella ocasión, la poeta mexicana Angélica Santa Olaya me presentó la traducción de decenas de poemas míos (...). Las traducciones chilenas se sumaron a las traducciones mexicanas: Éramos, ahora, tres voces y tres países: Brasil, Chile y México”.

“Del aprendizaje del aire” es una muestra de un trabajo de traducción impecable en soluciones verbales y gramaticales, entendiendo lo esencial, modificando el texto cuando fue necesario sin afectar el ritmo, la intención o la armonía de los versos y palabras. En ningún momento muda el sentido ni se desestructura la semántica ni la sintaxis del poema.

Con el apoyo del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), el libro “Del aprendizaje del aire”, de editorial fivestar, será presentado por Saúl Ibargoyen, Leo Lobos, Angélica Santa Olaya, Carlos Véjar y el autor, el miércoles 7 de julio en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes.


http://germinaliteratura.blog. uol.com.br/
La Coordinación Nacional de Literatura del
Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA)

invita a la presentación del libro

 "Aprendizaje del Aire"
(antología bilingüe)
 de Tanussi Cardoso

Poesía brasileña traducida al español por

Angélica Santa Olaya
y
Leo Lobos

Presentadores:

Saúl Ibargoyen
Carlos Pérez Véjar



 miércoles 7 de julio a las 19 hrs.
en la sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes
Ciudad de México


Tanussi Cardoso nació el 25 de febrero de 1946 en Río de Janeiro. Licenciado en Periodismo y Derecho. Estudió algunos años en la Facultad de Letras de Río de Janeiro. Es poeta, cuentista, crítico literario y compositor de letras para canciones. Es funcionario del Tribunal de Justicia de Río de Janeiro. Pertenece a la generación de poetas que en los setentas despuntaron como activos promotores y creadores de poesía. Es colaborador activo de diversas publicaciones literarias difundidas por todo Brasil. Ha sido jurado de diversos concursos literarios.

Tanussi Cardoso luego de más de dos décadas creando poesía se ha convertido en una de las más bellas y respetadas voces poéticas de Brasil. Ha sido publicado en los Estados Unidos, Uruguay, Argentina y Portugal y ha sido traducido al francés y al español. También ha obtenido varios premios literarios. Tiene publicados los libros: “Desintegració n” (1979), “Boca Maldita” (1982), “Callejón sin salida” (1991), “Viaje en Torno de...” (2000); exitoso libro, éste último, por el cual el autor recibió el premio ALAP de Cultura otorgado por el gobierno de Río de Janeiro y ha sido incluido en diversas antologías poéticas. Su obra ha sido avalada por los más reconocidos críticos, escritores y poetas brasileños que han considerado su poesía como un ejemplo de densidad creativa en continua reinvención.

20.5.10

Rafael Cadenas - Poesía desde Venezuela





Derrota

Yo que no he tenido nunca un oficio
que ante todo competidor me he sentido débil
que perdí los mejores títulos para la vida
que apenas llego a un sitio ya quiero irme
que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos
que me arrimo a las paredes para no caer del todo
que soy objeto de risa para mí mismo
que creí que mi padre era eterno
que he sido humillado por profesores de literatura
que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada
que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida
que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo
que tengo vergüenza por actos que no he cometido
que poco me ha faltado para echar a correr por la calle
que he perdido un centro que nunca tuve
que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo
que no encontraré nunca quién me soporte
que fui preterido en aras de personas más miserables que yo
que seguiré toda la vida así y que el año entrante seré muchas veces
                                                                   más burlado en mi ridícula ambición
que estoy cansado de recibir consejos de otros más aletargados que yo
que nunca podré viajar a la India
que he recibido favores sin dar nada a cambio
que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma
que me dejo llevar por los otros
que no tengo personalidad ni quiero tenerla
que todo el día tapo mi rebelión
que no he hecho nada por mi pueblo
que  me desespero por todas esas cosas y por otras
                                                           cuya enumeración sería interminable
que no puedo salir de mi prisión
que he sido dado de baja en todas partes por inútil
que en realidad no he podido casarme ni ir a París ni tener un día sereno
que me niego a reconocer los hechos
que siempre babeo sobre mi historia
que soy imbécil y más que imbécil de nacimiento
que perdí el hilo del discurso que se ejecutaba en mí y no he podido encontrarlo
que no lloro cuando siento deseos de hacerlo
que llego tarde a todo
que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas
que ansío la inmovilidad perfecta y la prisa impecable
que no soy lo que soy ni lo que no soy
que a pesar de todo tengo un orgullo satánico aunque a ciertas horas
                                               haya sido humilde hasta igualarme a las piedras
que he vivido quince años en el mismo círculo
que me creí predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado
que nunca usaré corbata
que no encuentro mi cuerpo
que he percibido por relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme,
                                               barrer todo y crear de mi indolencia, mi flotación,
                                               mi extravío una frescura nueva, y obstinadamente
                                               me suicido al alcance de la mano
me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros
                                               y de mí hasta el día del juicio final.



Rafael Cadenas es poeta, traductor y catedrático venezolano nacido en Barquisimeto, Lara, en el año de 1930. Desde muy joven se inclinó por la literatura y acogió tempranamente el riesgo político. Por su militancia comunista se exilió  en Trinidad  y sólo regresó a Caracas en 1957. Trabajó como profesor de literatura inglesa y española. Ha viajado además por diferentes países de América y Europa y ha traducido a Lawrence, Nijinski, Whitman, Cavafy y otros. Dueño de un lenguaje mágico y depurado, su obra lo sitúa como uno de los grandes exponentes de la poesía modernista  hispanoamericana. De sus libros de poesía y ensayo merecen destacarse, "Los cuadernos del destierro" en 1960, "Falsas maniobras" en 1966, "Memorial" en 1977, "Intemperie" en 1977, "Anotaciones" en 1983, "Amante" en 1983, "Dichos" en 1992, "Gestiones" en 1992  y "Apuntes sobre San Juan de la Cruz y la mística" en 1995. Recibió la beca Guggenheim en 1986 y el doctorado Honoris Causa de la Universidad Central de Venezuela. Su obra ha sido galardonada con premios importantes entre los que se cuentan el Premio Nacional de Ensayo en 1984,  el Premio Nacional de Literatura en 1985,  el Premio San Juan de la Cruz en 1991 y el escritor venezolano Rafael Cadenas ganó el Premio FIL de Literatura y Lenguas Romances 2009 que otorga cada año la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, en México.

Arte por Leo Lobos, mayo 2010.

18.5.10

José Ángel Leyva - poesía desde México

 

LÍNEAS

Entre dos puntos la línea divide un infinito
los límites de un cuerpo
                  de un volumen
el comienzo de la imagen
El pincel con fibras asombrosas
se desliza entre espectros de manos dibujantes
Durero Leonardo Doré Shitao Klee
Alambres nerviosos del silencio
Caligrafías de los sentidos y del sueño

Un lápiz desmadeja las formas informales
el presente amorfo de recuerdos del futuro
las rayas de la palma y de los dedos
en cuevas muros y peñascos

En las manos que escriben va la suerte
del grafito con su punta desgastada
Resistencias cuerdas filamentos espirales
encendidas por Ariadna en las cavernas
en la mirada medio humana de la bestia al descender a la rúbrica y al trazo
la línea es frontera y es principio
de quien escribe y dibuja sus fantasmas



*



José Ángel Leyva nació en Durango, México, en 1958. Co-director de la revista de poesía Alforja. Obtuvo el Premio Nacional de Poesía "Olga Arias" con el libro Entresueños, en 1990, y en 1994 el segundo lugar en el certamen nacional de poesía convocado por la Universidad Veracruzana. En 1999 recibió el premio del XXIX Certamen Nacional de Periodismo, en el área de reportaje cultural, otorgado por el Club de Periodistas. Ha publicado los libros de poesía: Botellas de sed, 1988; Catulo en el Destierro, 1993; Entresueños, 1996 y El Espinazo del Diablo, 1998. Autor de otros libros como El admirable caso del médico curioso: Claude Bernard, 1991; El Naranjo en flor. Homenaje a los Revueltas, 1994; Lectura del mundo nuevo, 1996; El Politécnico, un joven de 60 años, 1996; Ediciones sin nombre, 1999; y la novela La noche del jabalí (Fábulas de lo efímero), 2002. Coordinó y forma parte de los libros Versoconverso (Poetas entrevistan a poetas mexicanos), 2000; Versos comunicantes I y II (Poetas entrevistan a poetas iberoamericanos), 2001; Taga el papalote (libro para niños), 2005; La sombra de lo que va a suceder, 2006. Es autor además de los textos de libros y catálogos de artistas plásticos, entre los que destacan: Leonel Maciel, Guillermo Ceniceros, Carlos Gutiérrez Angulo, Irene Arias, entre otros. Poemas suyos han sido traducidos a otros idiomas: portugués, rumano, búlgaro, inglés, griego.

Nos dice el autor: “La poesía es una revelación, la más honda y humana, la más íntima y universal, nos pone frente a la conciencia de la muerte con la lucidez de cada inspiración del aire. Una revelación gradual, constante, a través del cultivo de un lenguaje estético, cualquiera que sea su soporte, su medio de expresión. Hasta ahora, la palabra escrita alcanza mayores profundidades significativas en ese terreno, pero la poesía está en la esencia de las artes, en la sustancia inconforme de la vida. Desde niño advertí el valor de las palabras, su carga emocional, su fuerza, su energía, su capacidad transformadora y trasgresora, dominante. Pero la palabra hecha poesía era la más amada y la menos dócil, la más común y la menos accesible. Estaba en boca de todos y en boca de nadie, estaba en los libros y en la puerta de mi casa, en la montaña y en la piedra acariciada por el río. Poco a poco fui entendiendo su lugar en el tiempo, en el doblez de la nada, en el gesto de las cosas, en el dolor y en el gozo de la gente, en su tránsito por la memoria. Como en la infancia, estoy persuadido de que la poesía se hermana con el sueño, se desprende del deseo, se vuelve signo, señal, acto creador. Va más allá de quien la invoca, de quien la escribe, de quien la hace, de quien la aprehende: es libre. La persona que se dice poeta o artista no siempre está a la altura de las circunstancias, no siempre corresponde al valor de sus palabras o sus obras. Por eso la verdadera poesía vive, germina sobre la tumba de los muertos, dialoga con el tiempo. Si bien la poesía es una ofrenda, no es inocua, puede cambiar el mundo.”

Arte de Leo Lobos, mayo 2010.

16.5.10

Otávio Afonso - poesía de Brasilia

Sordo compás

busco más allá del zodiaco
el polvo de tu rostro envejecido

busco aves y obeliscos
y sé del grave riesgo
que trae el anverso de la pluma
en el misil que yace
entre un silo y el silencio

busco en el cielo de mayo
el manto blanco de dios
ala suspendida batiendo al sol
el distante azul de la tristeza

mas súbito avanzan
ojivas con alas de tántalo
sembrando la simetría de las orbitas
y el repicar de los láser-tipos
en la entraña de la gastada memoria

Otávio Afonso
Traducción al castellano y arte Leo Lobos

*

Otávio Afonso nació en Porto Velho, Estado de Rondonia, Brasil en 1953. Vivió en Brasilia desde 1980. Fue coordinador de derecho autoral del Ministerio de Cultura. Publicó el libro 13 horas (1978), poemas experimentales junto a los poetas Damário da Cruz e Márcio Salgado. En 1980, fue el primer brasileño en ganar el Premio Casa de las Américas, en lengua portuguesa, con el libro de poesía: Cidade Morta - Ciudad Muerta. Participa del disco Revivencia, de Marluí Miranda, con la letra de la música Imagens. Participó entre otras de la antología Novos poetas Brasileiros, organizada por la poeta Hilda Hilst. Falleció el 5 de marzo de 2008. Dejó en el aire un blog llamado: Chao de Adeus www.ocmas.blogspot.com y varios libros de poesía inéditos.

Del libro: Deste Planalto Central - Poetas de Brasilía. Organizado por Salomão Sousa. Thesaurus Editora, Brasilia - Brasil, 2008.


13.5.10

Domingo Acosta - poesía desde Islas Canarias, España














Luna:
no me mires más
con esas preguntas sin respuesta;
ya no quiero inventar más constelaciones,
ya no puedo llevarte otra noche despejada
y transitar tu luz de caminos desvelados.

Necesito conquistar el sol con otros ojos,
necesito que se rompa el sueño vivo,
que despierte el día en el asombro.

Por eso, te dejo ahora, sola, dormida,
resplandeciendo entre nubes y sombras.

A Juan Carlos Romano

 *

Poema: Domingo Acosta Felipe
Arte: Leo Lobos
2010

9.2.10

5 textos del poeta Mark Strand - Estados Unidos


















Traducción

I

Hace algunos meses, mi hijo de cuatro años me dio un sobresalto. Se había agachado y estaba limpiándome los zapatos cuando alzó los ojos y dijo: «Mis traducciones de Palazzeschi no van por buen camino».


Retiré el pie de inmediato: «¿Tus traducciones? Ignoraba que supieras traducir».


«No me has prestado mucha atención últimamente –respondió–. He tenido grandes dificultades a la hora de decidir cómo quiero que suenen mis traducciones. Cuanto más atentamente las miro, menos seguro estoy de cómo han de ser leídas o comprendidas. Y, dado que soy un poeta incipiente, cuanto más se parezcan a mis propios poemas, menos probable es que tengan alguna calidad. Trabajo sin cesar, haciendo infinidad de cambios, con la esperanza de llegar por algún milagro a la versión adecuada en un inglés que no soy capaz de imaginar. Ha sido duro, papá.»


La visión de mi hijo bregando con Palazzeschi hizo que me saltaran las lágrimas. «Hijo mío –dije–, deberías traducir a un poeta joven, alguien de tu edad, que no haya escrito buenos poemas. De este modo, si tus traducciones son malas, no tendrá importancia.»



II

La maestra de mi hijo en la guardería vino a verme. «No sé alemán», dijo, mientras se desabrochaba la blusa y el sujetador y los dejaba caer al suelo. «Pero siento la necesidad de traducir a Rilke. Ninguna de las traducciones que he leído me parece buena. Si las combinara todas, estoy segura de que podría conseguir algo mejor.» Se bajó la falda. «He leído que Rilke es una especie de Gerald Manley Hopkins en alemán, así que tendré El naufragio del Deutschland a mano. Algo me tiene que influir, a la fuerza. No sé bien qué poemas traduciré, pero me inclino por las Elegías de Duino, pues se parecen más a mis propios poemas. Por supuesto, asistiré a clases de alemán mientras trabaje.» Se quitó las medias. «Bien –preguntó–, ¿qué te parece?»

«Eres una de esas personas –dije–, que piensa que la traducción es una lectura, no del texto original, sino de todas las demás traducciones que están a su alcance. ¿Por qué gastar dinero en clases de alemán si tu traducción se nutre en realidad de traducciones ya publicadas?» Luego, mientras extendía la mano para espantar una mosca de su cabello, proseguí: «Tu estrategia es la del editor: corriges la traducción de otro hasta que suena como tú quieres, sorteando la etapa más importante en la conversión de un poema en otro: el estadio inicial que cifra la originalidad de tu lectura y que consiste en encontrar equivalentes aproximados. Incluso si trabajas con alguien que sepa alemán, no serás más que el editor de esa persona, pues será ella quien dé el primer paso, y, por mucho que racionalice su elección, la habrá hecho de forma intuitiva o automática».

«¿Me estás diciendo que no debería traducir?», dijo ella.



III

«¿Qué sucede?», le dije al marido de la maestra de la guardería.

«He decidido no dedicarme a la traducción a fin de salvar mi matrimonio –dijo–. Había pensado en traducir los poemas de Jorge de Lima, pero no sabía cómo.» Se secó la humedad del labio superior con un pañuelo de papel arrugado. «Pensé que tal vez una traducción debía sonar como una traducción, de modo que el lector supiera que aquello que estaba leyendo tenía una vida anterior en otra lengua y no había sido concebido en inglés. Pero no era capaz de escribir en un estilo que hiciera pensar al lector que lo que estaba leyendo era mejor cuando aún no había pasado por mis manos. Dignificar el poema a costa de la traducción me parece un procedimiento tan perverso como borrar el original con una traducción. No sólo eso», dijo, mientras secaba mi labio superior con el pañuelo, y me acariciaba la mejilla con el dorso de su mano, «sino que si el idioma poético dominante de una época determina cómo ha de traducirse un poema (y en general es así), también ha determinar qué poemas deberían ser traducidos. Es decir, en un periodo dominado por un estilo coloquial y de bajos vuelos, las formulaciones barrocas y exhibicionistas no están bien vistas. Así pues, ¿qué debería hacer un traductor? ¿Debería adoptar un estilo antiguo? ¿O ello resultaría en una parodia de la vitalidad, candor y naturalidad del original? Aunque Jorge de Lima es un poeta del siglo veinte, su variedad de modernismo está pasada de moda y no encaja bien con la poesía que se escribe hoy en día. Hasta donde se me alcanza, con sus poemas no se puede hacer nada.» Y acto seguido echó a andar por la calle hasta esfumarse.



IV

Para huir de este parloteo incesante sobre traducción, me fui a acampar solo en el sur de Utah. Estaba a punto de encender la hoguera cuando un hombre desnudo de cintura para arriba salió de la tienda vecina, se incorporó, y comenzó a cortarse las uñas. «Usted no sabe quién soy –dijo–, pero yo sí sé quién es usted.»

«¿Quién es usted?», pregunté.

«Me llamo Bob –dijo–. He pasado los veinte primeros años de mi vida en Pôrto Velho y creo que Manuel Bandeira es el gran poeta desconocido del siglo veinte. Desconocido, claro está, en el mundo de habla inglesa. Quiero traducirle.» Luego entrecerró los ojos. «Enseño portugués en la Universidad del Sur de Utah; el portugués es una lengua muy necesaria ya que pocas personas saben que existe. Esto no le va a gustar, pero la poesía norteamericana contemporánea no me interesa y no veo por qué esta circunstancia debería impedirme traducir poemas. Siempre puedo conseguir que uno de los poetas locales le eche un vistazo a lo que he hecho. Para mí, lo que importa es el significado.»

Aturdido por sus cejas perfiladas y su fino bigote, le respondí en un tono algo injusto: «Ustedes, los profesores de lengua, son todos iguales. Poseen un conocimiento de la lengua original y tal vez cierto conocimiento del inglés, pero eso es todo. Lo más probable es que sus traducciones sean versiones literales sin resonancia ni personalidad poéticas. Ustedes son los primeros en declarar la imposibilidad de traducir, pero menosprecian cualquier intento de reducir esa dificultad.» Y acto seguido guardé mis cosas, deshice la tienda y regresé a Salt Lake City.



V

Estaba en la bañera cuando Jorge Luis Borges tropezó con la puerta. «Tenga cuidado, Borges –grité–. El suelo es resbaladizo y usted está ciego.» Luego, mientras me enjabonaba el pecho, le dije: «Borges, ¿alguna vez se ha parado a pensar en lo que supone en una afirmación como ‘Traduzco a Apollinaire al inglés’ o ‘Traduzco a De la Mare al francés’? ¿Es decir, que tomamos la obra fuertemente idiosincrásica de un individuo y la vertemos a una lengua que pertenece a todos y a nadie, un sistema de significados tan general que permite no sólo malentendidos sino que se ponga en duda la posibilidad misma de permitir algo más?»

«Sí», me dijo, con aire resignado.

«¿Entonces no piensa –le dije– que es mejor dejar la traducción de poesía a aquellos poetas que sean dueños de un inglés que ellos mismos se han forjado, y que los profesores de lengua, que se sienten responsables de la lengua no en sus alteraciones sino en su totalidad monolítica, son los peores traductores? ¿No sería mejor concebir la traducción como una transacción entre idiomas individuales, entre, digamos, el italiano de D’Annunzio y el inglés de Auden? Si lo hiciéramos, podríamos acabar con esas discusiones irrelevantes sobre quién ha hecho una traducción correcta y quién no.»

«Sí», dijo. Parecía entusiasmarse.

«Digamos, pues –le dije–, que si la traducción es una suerte de lectura, la asunción o transformación de un idioma personal en otro, ¿no sería posible entonces traducir una obra escrita en la propia lengua de uno? ¿No sería posible traducir a Wordsworth o Shelley a Strand?»

«Descubrirá usted –dijo Borges– que Wordsworth se niega a ser traducido. Es usted quien debe ser traducido, quien debe convertirse, por mucho tiempo que le lleve, en el autor de El Preludio. Esto fue lo que le sucedió a Pierre Menard cuando tradujo a Cervantes. Él no quería componer otro Quijote (lo que sería fácil), sino el Quijote. Su admirable ambición era producir páginas que coincidieran –palabra por palabra y línea por línea– con las de Miguel de Cervantes. El método inicial que concibió era relativamente sencillo: aprender bien el español, abrazar de nuevo la fe católica, guerrear con los moros y los turcos, olvidar la historia europea entre 1602 y 1918, y ser Miguel de Cervantes. Componer el Quijote a comienzos del siglo diecisiete era una empresa razonable y necesaria, tal vez inevitable; a comienzos del veinte era casi imposible.»

«No casi –le dije–, sino totalmente imposible, pues a fin de traducir uno debe dejar de ser.» Cerré los ojos un segundo y me di cuenta de que, si dejaba de ser, nunca podría saberlo. «Borges…» Estaba a punto de decirle que la fuerza de un estilo debía medirse por su resistencia a ser traducido. «Borges…» Pero cuando abrí los ojos, él y el texto al que había sido llamado llegaron a su término.


*

Mark Strand (Prince Edward Island, Canadá, 1934) es uno de los principales poetas estadounidenses. Autor de una decena de poemarios, obtuvo en 1999 el Premio Pulitzer con Blizzard of One (1998; Ventisca de uno). Este ensayo, originalmente publicado en su libro de poemas The Continuous Life (1990; La vida continua), ha sido recogido con posterioridad en The Weather of Words (Alfred A. Knopf, 2001; El clima de las palabras), reciente compendio de su obra crítica.

En España han aparecido dos notables muestras de su poesía: Aliento, edición de Julián Jiménez Heffernan, 4 Estaciones, Lucena, 2004; y Sólo una canción, selección, traducción y prólogo de Eduardo Chirinos, Editorial Pre-Textos, Valencia, 2004. Precisamente en el volumen de Pre-Textos se incluye una traducción de la sección quinta de este ensayo, aunque mi lectura se aparta en varios puntos de la de Chirinos.